Madero convence a Porfirio Díaz de preguntar a los mexicanos presentes a quien eligen para ocupar la silla presidencial. Cuando Porfirio ve que a pesar de sus promesas y amenazas no es favorecido por el voto del público, decide tomar “su sillita”, huir con ella y esconderla donde nadie la encuentre. Madero llama entonces a Pancho Villa y a Emiliano Zapata y los envía, al norte y al sur respectivamente, a recuperar la silla en la que solo se puede sentar él a quien los mexicanos eligieron.
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